Actividades aeróbicas para mejorar la forma física con esclerosis múltiple: caminar y marcha nórdica

Hablar de ejercicio físico es hablar de una actividad saludable; nadie lo discute. Pero antes de empezar a practicar cualquier deporte hay que saber cuál se adapta mejor a nuestra condición física y cuál nos puede ayudar a trabajar las partes del cuerpo que queramos fortalecer. Las personas con esclerosis múltiple (EM) que deseen mejorar su capacidad funcional, su capacidad cardiorrespiratoria y, al mismo tiempo, reforzar el equilibrio, la flexibilidad y la fuerza muscular, tienen varias opciones para conseguirlo: ir a caminar o practicar la marcha nórdica son dos ejemplos de actividades muy recomendables. Nuestro médico o fisioterapeuta de referencia nos puede asesorar de cómo hacerlo.

¿Qué nos aporta caminar?
Caminar es una actividad física básica que muchos médicos recomiendan para combatir el sedentarismo. No es necesario llevar una equipación especial ni realizar esfuerzos extremos, y muchas personas lo hacen a diario, aunque sólo sea para ir a trabajar o a comprar en el supermercado. Ir a caminar está indicado para casi todas las personas que tienen una capacidad de marcha segura, independientemente de la ayuda técnica que necesiten o de su velocidad de marcha. Es una actividad con muy pocas restricciones.

Durante un tiempo se pensó que el ejercicio físico podía empeorar ciertos síntomas de la EM, pero estudios recientes indican que con programas de ejercicio bien diseñados, las personas con afectaciones leves o moderadas pueden aumentar la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y la movilidad. Es decir, el ejercicio físico aporta beneficios físicos y psicológicos y reduce el riesgo de trastornos secundarios.

Para contrastar esos datos, en septiembre del 2015 el Hospital de Día Mas Sabater de Reus, de la Fundació Esclerosi Múltiple, inició el estudio "CaminEM" con el objetivo de determinar los beneficios del ejercicio físico aeróbico grupal realizado al aire libre en personas con EM. En el estudio participan 30 pacientes y la mitad de ellos han empezado a caminar dos veces por semana durante unos 50 minutos por unas rutas programadas durante tres meses.
¿Qué nos aporta la marcha nórdica?
Las personas con EM que quieran mantenerse en forma, que no tengan ninguna preferencia por un deporte específico y que tengan las condiciones adecuadas tienen la opción de la marcha nórdica. Pero, ¿qué es la marcha nórdica?
A grandes rasgos, la marcha nórdica es la versión del esquí de fondo sobre tierra. Usa el mismo paso, se sirve de dos bastones para andar y la principal diferencia es que se practica sin esquís y en un entorno sin nieve, normalmente por pistas de tierra o caminos de zonas rurales. Sus orígenes se remontan a los años ’30, cuando algunos esquiadores de esquí de fondo de Finlandia empezaron a practicar esa actividad durante el verano como método de entrenamiento para mantenerse en forma. Los pioneros de esa disciplina fueron los finlandeses Leena Jääskelainen y Tuomo Jantunen.
La técnica consiste en caminar con el pie completamente plano y avanzar cambiando el punto de apoyo desde el talón hasta los dedos del pie, propulsándonos hacia delante con un paso ligeramente más largo que el habitual. Al mismo tiempo, a cada paso se apoya el bastón de la mano contraria al suelo para impulsarnos y tener más estabilidad.

El hecho de que la marcha nórdica se sirva de bastones es ideal para personas con EM porque, además de ser útiles para mantener el equilibrio, ayudan a mejorar la postura y a tener un paso más rápido.

Los beneficios de esa disciplina son múltiples: en primer lugar, permite ejercitar brazos y piernas, y se trabajan los abdominales, los músculos de la espalda, de los hombros y de la parte superior del pecho. Su práctica está muy indicada para mejorar la flexibilidad y la fuerza, pero también puede ser beneficiosa por algunos aspectos concretos. Por ejemplo, puede ser útil para personas que tienen espasticidad en los pies, ya que este tipo de marcha actúa sobre el talón de Aquiles. Al mismo tiempo, se sabe que el movimiento repetitivo de los pasos ayuda a la neuroplasticidad.
¡Disfruta del deporte!
Sufrir un déficit neurológico ya no es excusa para no hacer deporte. Estamos de acuerdo en que caminar o practicar marcha nórdica es positivo para ejercitar el cuerpo, pero también sirve para activar la mente, para respirar aire puro y para disfrutar de un día de primavera o de otoño, entre campos florecidos o bosques de hoja caduca, acompañado por familiares o amigos.
Si se consigue tener mucha experiencia en marcha nórdica, hay que saber que existen diferentes técnicas de paso. En la red se pueden encontrar muchos vídeos explicativos, pero si no se sabe cuál es la mejor técnica que hay que usar en cada caso concreto, se recomienda consultar el médico, el fisioterapeuta o el instructor especializado.
Si se va a caminar o se empieza a practicar la marcha nórdica hay que tener presentes algunos aspectos:

  • Ir poco a poco y tomarse un respiro de vez en cuando.
  • No querer ir demasiado deprisa para recuperar la forma física.
  • No desanimarse si surgen dificultades. Hay que estar mentalmente en forma.

Finalmente, también se recomienda estudiar con antelación el recorrido que se quiera hacer, planificar los ratos en los que se va a realizar una parada, tener los baños localizados y llevar varias capas de ropa por si llega el mal tiempo. Sólo queda escoger el día adecuado y disfrutar de un día de deporte al aire libre.
Acceso a los documentos originales:

Enjoy a winter sport http://www.nationalmssociety.org Disponible en: http://www.nationalmssociety.org/Resources-Support/Library-Education-Programs/You-CAN!/Enjoy-a-Winter-Sport

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