Es difícil diagnosticar la esclerosis múltiple en la fase temprana de la enfermedad. Visión doble, dificultades a la hora de caminar o mantener el equilibrio, cosquilleo pueden ser algunos síntomas a partir de los cuales se pueden realizar pruebas de resonancia magnética cerebral y analizar muestras del líquido cefalorraquídeo, que baña el sistema nervioso central, pero los resultados no son siempre concluyentes. Es por eso que los biomarcadores moleculares pueden ser clave para poder afinar tanto el diagnóstico como el pronóstico.