Avances para predecir el riesgo de esclerosis múltiple

Es difícil diagnosticar la esclerosis múltiple en la fase temprana de la enfermedad. Visión doble, dificultades a la hora de caminar o mantener el equilibrio, cosquilleo pueden ser algunos síntomas a partir de los cuales se pueden realizar pruebas de resonancia magnética cerebral y analizar muestras del líquido cefalorraquídeo, que baña el sistema nervioso central, pero los resultados no son siempre concluyentes. Es por eso que los biomarcadores moleculares pueden ser clave para poder afinar tanto el diagnóstico como el pronóstico.

En este sentido, investigadores de la Unidad de Proteómica del Centro de Regulación Genómica (CRG) y de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), así como del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña del Hospital Vall d’Hebron, han identificado una huella molecular formada por tres proteínas en el líquido cefalorraquídeo que permite pronosticar qué pacientes acabarán desarrollando la enfermedad. El descubrimiento abre la puerta a poder aplicar tratamientos de forma precoz para así retrasar la evolución de la esclerosis múltiple aplicando un tratamiento en fases tempranas. Además, permite ahorrar el estrés que supone la incertidumbre de no saber qué enfermedad se padece.

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