Transformaciones en el comportamiento y el estado de ánimo de las personas con esclerosis múltiple

Las personas con esclerosis múltiple presentan síntomas físicos, pero también pueden experimentar transformaciones en la conducta y en la personalidad que pueden tener diversos orígenes y que son una parte más de convivir con la enfermedad.

Las alteraciones del estado de ánimo y el comportamiento son una parte más desconocida de la esclerosis múltiple, pero pueden ser tan importantes como los síntomas físicos. En algunos casos, estos cambios son psicológicos y están relacionados con la reacción ante el diagnóstico, como los sentimientos de depresión, frustración o rabia. Otros pueden derivar del mal funcionamiento de algunas zonas del cerebro, producto de la enfermedad, y normalmente son más difíciles de identificar. Los familiares y amigos deben comprender estos cambios y la persona con EM, por su parte, debe intentar controlarlos en la medida que le sea posible.

Los familiares y amigos deben comprender estos cambios en el comportamiento y el estado de ánimo y la persona con EM debe intentar controlarlos en la medida que le sea posible.

Causas de los cambios en el estado de ánimo con esclerosis múltiple

El grupo de síntomas asociado a los cambios de personalidad y conducta es difícil de identificar en muchas ocasiones. Además, no afecta a todas las personas de la misma manera. Estas alteraciones pueden derivar de tres fuentes diferentes:

  • Causas psicológicas: la incertidumbre respecto al diagnóstico de la enfermedad, las transformaciones que esta conlleva en ámbitos de la vida como el laboral o el familiar y la sensación de falta de control provocan cambios psicológicos. Las reacciones y las maneras de enfrentarse al problema pueden ser muy diferentes: negación del diagnóstico, trastornos del sueño, etc. Estos síntomas suelen desaparecer con el tiempo, cuando la persona lo acepta y se adapta a la nueva situación.
  • Causas orgánicas: la esclerosis múltiple afecta a diferentes partes del cerebro y estas lesiones pueden provocar cambios irremediables en la conducta y el estado de ánimo de la persona con EM, según la zona del cerebro dañada.
  • Fármacos: algunos tratamientos farmacológicos que se utilizan para combatir los síntomas de la EM pueden tener efectos secundarios e influir en el comportamiento y el estado de ánimo de la persona.

Tipos de transformaciones del comportamiento comunes en la esclerosis múltiple

A continuación, enumeramos los cambios más habituales que la esclerosis múltiple provoca en el comportamiento y el estado de ánimo, y ofrecemos algunos consejos para intentar controlarlos:

  • Depresión: puede tener diferentes signos de expresión, como la preocupación, la impotencia, la ira, la culpabilidad o los pensamientos suicidas. Es habitual que las personas con depresión muestren dificultades para dormir y no demuestren interés por nada. La combinación de medicamentos antidepresivos y asesoramiento psicológico supone el tratamiento más efectivo para superar la depresión.
  • Depresión enmascarada: es aquella que se esconde tras una felicidad y alegría aparentes.
  • Euforia: la persona muestra un estado de ánimo excesivamente optimista y alegre. No percibe las cosas de forma realista, sobre todo en cuanto a sus capacidades, y es muy difícil ayudarla, ya que no es consciente de su problema.
  • Labilidad emocional/fluctuaciones emocionales: las emociones cambian fácilmente y pueden pasar de un extremo a otro con rapidez. Es importante que la persona con EM sea consciente del problema y, sobre todo, perciba cuando su reacción es desmesurada e inadecuada. Los familiares y amigos deben ser comprensivos ante estos cambios repentinos y pueden ayudarla identificando si existen situaciones específicas que provoquen estas reacciones, y así evitarlas. Si la labilidad emocional es moderada, a menudo puede tratarse con medicamentos antidepresivos.
  • Aplanamiento afectivo: la persona con EM no da importancia y muestra indiferencia ante cualquier situación. Parece que sus emociones han quedado neutralizadas. No existe un tratamiento para este problema, aunque es importante que la persona entienda por qué se comporta así. Se le puede ayudar buscar asesoramiento tanto para la persona con EM como para sus familiares y cuidadores.
  • Risa o llanto descontrolados: la persona con EM comienza de manera repentina a reír o a llorar, independientemente de su estado de ánimo real. Son reacciones totalmente involuntarias que se deben a una afectación en la parte del cerebro que se encarga de inhibir las expresiones emocionales. Es fundamental que familiares y amigos estén al tanto del problema y sepan que estas reacciones son propias de la enfermedad con el fin de evitar malentendidos. En ocasiones, es posible evitar la risa o el llanto pensando en otra cosa, distrayendo la atención o utilizando los músculos faciales de manera voluntaria. A veces, los fármacos antidepresivos también pueden ser útiles.
  • Pérdida de conciencia o insight: la persona no es consciente de la enfermedad que tiene, no se da cuenta de los síntomas ni de las consecuencias, y puede tener expectativas grandes e irreales respecto a la rehabilitación. Es muy difícil hacer razonar a una persona con este problema. Si la causa es orgánica, esta pérdida de conciencia no se podrá recuperar. En cambio, si la pérdida de insight es parcial, el asesoramiento a familiares y amigos puede ser de gran ayuda para encontrar formas sutiles de recordar a la persona sus limitaciones (y de centrarse en las capacidades). En ningún caso, los familiares y amigos deben dar la razón a la persona en sus expectativas poco realistas.
  • Desinhibición/conducta desinhibida: las personas con EM pueden mostrar comportamientos inadecuados y perder la consideración, la empatía y el juicio. Se trata de un hecho totalmente inconsciente y, por tanto, la gente cercana debe saber y entender que se trata de un síntoma de la enfermedad. Es posible que los familiares y amigos necesiten ayuda profesional para hacer frente a estas reacciones. La mejor manera de ayudar a la persona con EM no es enfadándose con ella ni regañándola, pero sí se le puede indicar cuando alguno de sus comportamientos es inadecuado.
  • Falta de iniciativa: hace referencia a la dificultad de las personas con EM para empezar actividades o acciones, es decir, para dar el primer paso (esto no significa que una vez ya iniciadas las actividades tenga dificultades para realizarlas). Esto puede ser muy frustrante para los familiares y amigos cercanos y, por tanto, deben entender que es producto de la propia enfermedad. La ayuda de la familia es indispensable para recordar a las personas qué tienen que hacer, así como el uso de alarmas, agendas y listas como soporte.

Referencia:

Personalidad, conducta y esclerosis múltiple. FEM, RIMS, Cemcat.

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