La búsqueda de una causa de la esclerosis múltiple

La búsqueda de la causa de la esclerosis múltiple sigue siendo un elemento fundamental en el estudio de la enfermedad. En el ámbito de la medicina, encontrar el origen de la afección supondría un paso muy importante para comprender su naturaleza y descubrir de esta manera los tratamientos efectivos para su cura y prevención. Por ello, actualmente, la mayoría de esfuerzos en la investigación de la EM se dirigen en esta línea de trabajo. Aunque se sabe que es una enfermedad inmunológica, los factores que la provocan aún no están claros.

La investigación de la causa de la EM es una tarea muy complicada que se ha extendido a lo largo de la historia. Hay que tener en cuenta que pueden existir diversas causas, todas ellas complejas, de las que también se deben conocer los mecanismos involucrados. Además, para cada tipo de EM, se cree que puede haber diferentes orígenes. De este modo, siempre habrá preguntas que responder: aunque se haya encontrado una causa de la enfermedad, se deberá investigar por qué afecta a la persona en cuestión en ese momento en concreto.

En el caso de la esclerosis múltiple, los médicos empezaron a estudiar la causa antes incluso de que se descubrieran sus características y se le hubiera otorgado un nombre.

Las teorías del origen de enfermedades que provocaban una discapacidad progresiva, que según muchos escritores modernos se refieren a la esclerosis múltiple, seguían las creencias de la época.
Así, por ejemplo, en Holanda en el año 1400, el doctor de Lidwina de Schiedam, que se considera uno de los primeros casos de esclerosis múltiple conocidos, concluyó que la enfermedad le fue enviada por Dios. Del mismo modo, hasta el siglo XIX, la creencia general era que las enfermedades eran producto de un desequilibrio en los cuatro humores del cuerpo (sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla).
A principios de 1800, los médicos comenzaron a dirigir las investigaciones a las placas (áreas aisladas de degeneración) del sistema nervioso central al observar a adultos jóvenes con paraplejia. Así, en el año 1863, Eduard Rindfleisch observó que en el centro de cada placa había un vaso sanguíneo y afirmó que la paraplejia podía deberse a algún tipo de inflamación de estos vasos.
Unos años después, en 1868, unas conferencias impartidas por Jean-Martin Charcot dieron paso a una clarificación más profunda de la patología y de la imagen clínica de la esclerosis múltiple. Charcot pensó que su origen podía ser un trastorno de las células gliales del sistema nervioso que dañaba las neuronas. Esta explicación se extendió por todo el mundo, donde se empezaron a documentar muchos casos y surgieron nuevas teorías de la causa de la enfermedad.
A principios del siglo XX, era habitual relacionar cualquier enfermedad con algún síntoma que se había apreciado previamente. Así pues, se pensó que alguna infección, el estrés, los miedos, la exposición al frío o al calor, a la humedad o a alguna toxina en el ambiente, como el mercurio o el cobre, podían ser las causas de la esclerosis múltiple.

Se pensó que alguna infección, el estrés, los miedos, la exposición al frío o al calor, a la humedad o a alguna toxina en el ambiente, como el mercurio o el cobre, podían ser las causas de la esclerosis múltiple.

A lo largo del siglo XX surgieron otras teorías a medida que se hacían descubrimientos sobre la afección. Se experimentó con la transmisión con animales, volviendo a la teoría del agente infeccioso como origen. Al descubrirse los anticoagulantes, la hipótesis del bloqueo en el vaso sanguíneo volvió a cobrar importancia. Ninguna de estas teorías convencía ni cerraba la investigación sobre la causa verdadera de la EM.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la investigación sobre inmunología se desarrolló rápidamente. Fue entonces cuando se observó una reacción inmunológica alrededor de las placas, que dio fuerza a la teoría de que se trataba de una enfermedad inmunológica. Efectivamente, a partir de entonces todos los tratamientos de la EM fueron dirigidos a alterar el sistema inmune.
Aunque este fue un descubrimiento muy importante, aún quedaban muchas preguntas por responder: ¿qué es lo que provoca esta anormalidad en el sistema inmune? ¿Por qué afecta a unas personas concretas en un momento concreto?
Actualmente, las investigaciones se dirigen a aclarar estas preguntas, aún sin respuesta. Se han valorado ciertos aspectos que se han ido descubriendo por el camino: la esclerosis múltiple tiene más incidencia en climas templados y también existe un factor genético implicado, aunque prácticamente insignificante. Estos hallazgos no son suficientes para señalar la causa de la esclerosis múltiple y se necesita determinar cuál es el factor que activa la enfermedad. Hoy en día se está investigando en esta línea.
Fuente de información:
La búsqueda de una causa de la esclerosis múltiple. Multiple Sclerosis Foundation. 2009 [acceso 8 de marzo de 2013]. Disponible en: http://es.msfocus.org/article-details.aspx?articleID=744

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