Si la Esclerosis Múltiple fuera un día, ¿sería lunes o viernes?

La actitud con la que se hace frente a la esclerosis múltiple es muy importante e incluso puede tener influencia en el desarrollo de algunos síntomas. El estado de ánimo hace que se vea la vida de una u otra manera y, en este sentido, los días de la semana (con la rutina que implican), comportan muchas veces que las personas estén de mejor o peor humor. ¿Cómo es la semana cuando se vive con esclerosis múltiple?

El lunes puede ser probablemente el peor día después de un fin de semana sin estrés, prisas, sin tener que levantarse temprano o pensar en qué se tendrá que hacer la semana siguiente. I es posible que el lunes sea el día de la semana propicio para perder el autobús y, sin lugar a dudas, menos productivo. Pero con el paso de la semana, el ánimo vuelve a su sitio y el día a día se hace más soportable.
Las personas con esclerosis múltiple tienen días buenos y días malos, y las reacciones son muy diversas. Desde tener ganas de hacer muchas cosas durante el día a no querer salir de la cama. Y los lunes invitan precisamente a no querer salir de casa.
El martes, en cambio, la situación puede cambiar ligeramente. Hay más ganas de hacer cosas y las personas no se sienten tan desanimadas como el primer día de la semana. Con esclerosis múltiple, los martes son días que se afrontan con un poco más de energía, la cantidad justa para ir tirando. No obstante, a la hora de cenar difícilmente habrá fuerzas para hacer muchas cosas más.
La motivación del miércoles puede ser el hecho de ver que el viernes está cada vez más cerca. Para personas con EM, este día de la semana puede ser el idóneo para ir al supermercado, hacer la lavadora y descansar el resto del día tumbado en el sofá. ¡Y ya llega el jueves! Este día uno se encuentra probablemente menos cansado y con ganas de hacer cosas. De hecho, las tareas domésticas parecen más fáciles de hacer los jueves que no los lunes.
¡Y finalmente el viernes! Es el momento ideal para relajarse y se nota que la energía vuelve a estar en su sitio, la suficiente como para afrontar el fin de semana con ganas de hacer de todo. Sábado y domingo uno se puede encontrar genial, con ganas de comerse el mundo. Mentalmente es el mejor momento desde hace tiempo, los movimientos parecen más fáciles de hacer y el dolor prácticamente inexistente. Se pueden visitar amigos y hacer las actividades que no se han podido realizar anteriormente. El lunes queda todavía muy lejos y no hay que preocuparse por la semana que viene. ¡Hay que aprovechar el momento! El reto, sin embargo, es afrontar cada semana con EM intentando que cada día sea como un viernes.
 
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