Ejercicio y esclerosis múltiple: argumentos para vencer la inactividad

Hacer ejercicio es importante para las personas con esclerosis múltiple, porque cuando el sedentarismo y la actitud apática se imponen, realizar cualquier actividad cotidiana puede resultar una tarea mucho más pesada.

Empezar con un buen desayuno, dar un pequeño paseo… Los pequeños cambios de comportamiento son esenciales para llevar una vida más saludable, y el ejercicio no solo es importante para mantener la forma física con esclerosis múltiple, sino que también puede ayudar a afrontar el día a día con más ímpetu.

Hacer ejercicio es mucho más que ejercitar el cuerpo: es mantenerse activo, oxigenarse, ver la vida de otra forma. El principal freno de algunas personas con EM es que la fatiga o ciertas limitaciones físicas puedan reducir las ganas de realizar ejercicio.

Cada uno tiene sus limitaciones, pero existen miles de posibilidades para comportarse de manera más saludable: solamente hay que marcarse unos objetivos asequibles y tener motivación.

Justificar la falta de actividad –o ir aplazando el momento de empezar– puede ser muy fácil, pero los beneficios a corto y largo plazo son una gran recompensa a ese pequeño esfuerzo diario.

Estos son algunos de los principales argumentos que suelen darse para no hacer ejercicio, así como formas de repensarlos para vencer la apatía.

1. ¿Por qué empezar una actividad si sé que no la voy a acabar?

Hay que empezar poco a poco, pensar en objetivos a corto plazo y plantear actividades que sean asequibles. Una manera de automotivarse es compartir los planes con los demás, como por ejemplo, escribiéndolos en un blog o hablando de ellos en las redes sociales. Hacer ejercicio es como hacer un puzle: hay que hacerlo pieza a pieza.

2. No tengo energía para hacer ejercicio

¡Precisamente hacer ejercicio puede ayudar a tener más energía! Es verdad que hay momentos del día en que las personas con EM pueden sentirse más fatigadas, por eso se recomienda escoger aquellos momentos en los que se tienen más fuerzas.

Es muy importante hacer ejercicio en ambientes frescos. Las personas que quieran hacer deporte en espacios cerrados tienen que saber que la temperatura óptima se encuentra entre los 19 y 21 grados centígrados.

3. No tengo suficiente tiempo

Muchas veces sí que se tiene ese tiempo, aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo, ¿por qué no aprovechar la pausa de los anuncios de nuestro programa preferido para realizar estiramientos? Nunca es mal momento para hacer algo de ejercicio.

Durante el trabajo tampoco es mala idea tomarse una pausa de diez minutos, si se puede, y salir a dar un pequeño paseo. Tener una agenda en la que marcar los posibles momentos en los que ejercitarse puede ser muy útil.

4. No tengo el material adecuado

Realmente, no se necesita demasiado para hacer la mayoría de ejercicios. Solo hacen falta unas zapatillas, un pantalón de deporte y una camiseta. Y si se quiere nadar, basta con un bañador y una toalla.

5. Tengo que perder peso antes de empezar a hacer ejercicio

¿No sería mejor empezar a hacer ejercicio para perder peso? Hacer ejercicio elimina grasa y potencia los músculos. Y cuanto más masa muscular se tenga, más calorías se queman, ya que aparte de ser más densos y ocupar menos espacio, los músculos son aproximadamente tres veces más metabólicos que la grasa.

6. No me gusta hacer ejercicio

Cuando se habla de practicar deporte o realizar ejercicio, a menudo se piensa en la típica sala de máquinas de un gimnasio. Y no tiene por qué ser exactamente así. Bailar, nadar, hacer faenas de jardinería o jugar con los niños también es hacer ejercicio. Simplemente, hay que buscar una actividad que se haga a gusto y, si se puede, acompañarla de la pareja o de los amigos.

7. Soy demasiado mayor para empezar a hacer ejercicio

No hay una edad límite: nunca se es demasiado mayor para hacer ejercicio y todo el mundo tiene la capacidad de efectuar algún tipo de actividad física que aporte beneficios al cuerpo. Es necesario entender el ejercicio como una actividad más del día a día. Solo así se podrá mantener la rutina.

Si hace mucho tiempo que se vive de forma sedentaria, se recomienda empezar poco a poco: cuanto más tiempo se deje pasar, más difícil será arrancar de nuevo.

8. No sé ni por dónde empezar

Hacer ejercicio no es tan difícil como parece. Existen muchas actividades adecuadas a cada uno según su condición física. Si realmente no se sabe por dónde empezar, sería interesante pedir información en un gimnasio o contratar con un entrenador personal.

Todos los centros deportivos disponen de una unidad de medicina del deporte en la que pueden aconsejar sobre las actividades más adecuadas a la capacidad física de cada uno. También existe la opción de preguntar a un fisioterapeuta si conoce algún programa local de ejercicio.

 

Practicar deporte o hacer ejercicio no debe entenderse como un castigo ni como un suplicio, sino como la oportunidad de vivir de una manera más saludable y de mantenerse activo. Hay que tener en cuenta que pasar de no hacer nada a hacer una pequeña actividad representa ya un gran cambio, y pasar de hacer cinco minutos de ejercicio a hacer diez significa duplicar la actividad.

Todo el mundo puede realizar algún tipo de ejercicio. Solo hace falta planteárselo y ser consistente. Muchas veces la preparación mental es mucho más importante que hacer una simple rutina. A partir de ahí, hacer o no hacer ejercicio es ya solamente una decisión de cada uno.

 

Referencias

Starting to exercise. Multiple Sclerosis Trust. Disponible en: https://mstrust.org.uk/life-ms/exercise/starting-exercise

No More Excuses: How to Banish Those Self-Defeating Thoughts Keeping you from Exercising. MS Focus Magazine. Disponible en: https://web.archive.org/web/20200929211252/https://msfocusmagazine.org/Magazine/Magazine-Items/No-More-Excuses-How-to-Banish-Those-Self-Defeatin.aspx

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